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EXPOSICION FOTOGRAFICA

Os recominiendo esta exposición. Quizás algunos papis al ver las imágenes del fotográfo Raimón Torres les vendrá a la memoria algún recuerdo de su infancia como la Clínica Alcantara en la Av. Ignacio Wallis. Al rememorar nuestras recuerdos antiguos podemos sintonizar con los peques.
La exposición es en la sala Can Jeroni, en Sant Josep.
Hasta el 28 de febrero: "Exposició de Fotografies d'Eivissa i Formentera 1968-1975"
Horario de exposición: de martes a domingo de 10.30 a 13.30 horas y de 18.00 a 21.00 horas.

La siguinte crónica está extraida de:blog.diariodeibiza.es/lamiranda, firmada por Vicente Valero

Se diría que con las exposiciones fotográficas ocurre lo mismo que con algunas excavaciones arqueológicas: existen distintos niveles que nos dan noticia del mismo lugar en diferentes épocas. Las catas nos ofrecen restos superpuestos de una totalidad que apenas se llega a vislumbrar con claridad, pero cada nivel resulta ser una valiosa base de datos para conocer el pasado.En los últimos años nos hemos acostumbrado a ver exposiciones de fotografías ibicencas de los años 30, 40 y 50 (Domingo Viñets, Raoul Hausmann, Torres Andiñá, Heinz Vontin, Oorthuys…), pero el tiempo ha seguido corriendo y ha convertido en pasado lo que parecía reciente, lo que nuestra memoria ni siquiera había asimilado completamente. Puede que esta sea la impresión que se lleven muchos espectadores después de visitar la sala de exposiciones del Colegio de Arquitectos de Eivissa y Formentera, que estos días nos invita a conocer las fotografías que el arquitecto Raimon Torres (Barcelona, 1934) realizó entre 1968 y 1976.Como Erwin Broner, uno de los arquitectos que más admiró y con el que llegó a trabajar en diferentes proyectos, Raimon Torres también decidió utilizar la cámara fotográfica como apoyo memorístico, como elemento de preservación, como medio para aproximarse definitivamente a escenarios valiosos sobre cuyo futuro era razonable tener bastantes dudas.Desde Raoul Hausmann, pocos son los fotógrafos que no han tomado en Eivissa sus imágenes desde esta conciencia de fragilidad, de posible pérdida, de «último momento». A la fascinación por el paisaje o por las casas rurales se sumaba el vértigo por el difícil futuro que parecía esperarles en un lugar abocado definitivamente al entramado turístico y a la especulación salvaje. Incluso el filósofo Walter Benjamin describió esta misma experiencia, este sentimiento ambivalente de fascinación y desesperanza, cuando vio que se empezaban a construir dos hoteles en la isla en 1932…Entre Walter Benjamin y nosotros ha pasado todo un mundo, por supuesto. No existen más paraísos reales que aquellos que hemos perdido y estas fotografías de Raimon Torres señalan una pérdida particular. Entre 1965 y 1975, el arquitecto catalán, vinculado familiarmente (su padre era el arquitecto Josep Torres Clavé) a aquella magnífica generación que descubrió con admiración las casas payesas en los años 30, vivió con intensidad su experiencia ibicenca. Esta experiencia personal incluye también, por cierto, el diseño y la construcción de algunos hoteles en la isla. El paraíso de los arquitectos no suele coincidir con el de los filósofos, y el de Torres ya no estaba desligado del turismo ni de sus múltiples derivados. (También Josep Lluís Sert proyectó hoteles en Eivissa, tanto en los años 30 como en los 60, aunque sin éxito).Los diversos ambientes que ya por entonces era posible conocer en la isla se le revelaron a Raimon Torres igual de interesantes: el campo y la ciudad, la arquitectura tradicional y la moderna, los payeses y los extranjeros. Porque hablar de los últimos años 60 y primeros de los 70 significa asomarnos a un capítulo sobre la isla en el que predomina la idea del contraste, de la novedad, de lo moderno, pero en una sociedad todavía con estructuras muy tradicionales. ¡Cómo les gustaba entonces a los fotógrafos, profesionales o aficionados, tomar imágenes de aquel contraste, fotografiar juntos a la anciana vestida de payesa y a los jóvenes y melenudos hippies!La muestra privilegia las fotografías de hermosas casas rurales. El arquitecto afirma que deseaba entonces conocer la arquitectura rural acercándose a sus habitantes, aprendiendo de ellos. Esta es la experiencia que más valora de aquellos años, cuando, junto con su mujer, visitaba a los payeses, entraba en sus casas invitado por ellos.Pero en la muestra encontramos también imágenes de la ciudad, de edificios o casas emblemáticas, o que simplemente le llamaban la atención, como la Clínica Alcántara, aquella coqueta casa en Ignacio Wallis, ya desaparecida, y que podemos ver en la fotografía junto a un edificio moderno de siete plantas. Esta sola imagen, desde luego, ya vale más que mil palabras.

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